Bajo mi punto de vista, es importante leer los clásicos, ya que ellos son los padres de la literatura actual y es necesario saber ‘de dónde venimos’. Hay libros y escritores que cambian por completo tu manera de percibir la literatura y El retrato de Dorian Gray es el mejor ejemplo de ello. Esta célebre novela ha sido llevada a la gran pantalla en varias ocasiones y es por eso que, a menos que vivas en Narnia, habrás escuchado hablar de ella pero, si no la conoces a través de la pluma de Wilde, no la has disfrutado al cien por cien.
«Lo único que vale la pena en la vida es la belleza, y la satisfacción de los sentidos». Esta frase representa el principio del fin para Dorian, un privilegiado joven al que un artista llamado Basil obsequia con un retrato de él mismo. Al darse cuenta de que un día su belleza desaparecerá, Gray desea tener siempre la apariencia que muestra en el retrato que le regala el artista. El deseo de su alma acaba por cumplirse, y mientras la vida pasa, el retrato de Dorian Gray envejece por él. Sin embargo, Dorian escogerá una vida de excesos, libertinajes y perversión, lo que provocara que su retrato acabe desfigurándose hasta convertirse en un monstruo.
¿Qué pasaría si pudiésemos ver nuestra alma carcomerse con cada pecado que cometemos? Esta novela es una verdadera obra de arte que representa a la perfección la decadencia humana a través de lo que, en su momento, fue una historia de terror gótico señalada por la sociedad por contar con un protagonista ‘corrompido y satánico’. Digo en su momento, porque hoy en día no tiene ese toque de horror al que estamos acostumbrados. Estamos delante de un relato impecable sobre la corrupción, el triunfo conseguido sin importar los medios, la maldad, el narcisismo en estado puro escrito a medio camino entre realidad, fantasía y ficción. Nuestro protagonista es un joven que lo tiene todo: belleza, dinero, una buena posición social… pero también se deja influenciar por un ideal totalmente superficial: el de la juventud eterna. Cuando descubre que su deseo se ha hecho realidad y que no solo no envejecerá, sino que su apariencia no cambiara ni aun viviendo una vida llena de derroche, Dorian perderá todos sus principios y entrará en un descontrolado torbellino de perversión, lujuria, vanidad y egoísmo del que no podrá salir, llegando incluso a obsesionarse para acabar encerrando el cuadro y así evitar que nadie pueda verlo y descubrir su tan oscuro secreto. Un libro que refleja perfectamente la sociedad de ese momento, tan preocupada por la apariencia y en lo banal que sucumbía fácilmente en la depravación. Al principio de la historia sentiremos un afecto por Dorian que irá desapareciendo y pasaremos a sentir rechazo e incluso odio hacia el en ciertos momentos. A parte de Dorian, cabe destacar a Basil, el artista que, enamorado del arte y del joven Gray, pinta el retrato para después ver como su musa se aleja de él a causa de Lord Henry, una especie de ‘diablo’ humanizado que meterá todas esas ideas absurdas sobre la juventud en la cabeza de Dorian. También conoceremos la triste historia de Sybil, cuyo único pecado es enamorarse de un vanidoso Dorian Gray. Este es uno de los clásicos que más me gustan porque, a pesar de que la forma de escribir de Oscar Wilde es compleja y llena de teorías filosóficas, la historia es amena y llevadera, aunque a veces el divagar del autor nos pueda llegar a aburrir. Por último, cabe destacar que es una historia que o te gusta o no, sin medias tintas, pero de la que todo el mundo es capaz de apreciar su magnitud literaria y su observación del alma humana.
Oscar Wilde fue un escritor, poeta y dramaturgo irlandés del siglo XIX al que hoy en día se considera una celebridad que impulsó el comienzo del teatro moderno por sus obras, entre ellas Salome y La importancia de llamarse Ernesto. En pleno éxito fue encarcelado por su homosexualidad y obligado a realizar trabajos forzados. Durante su tiempo en prisión, escribió De Profundis. Cuando cumplió condena, fue a vivir a Francia, donde escribió La balada de la cárcel de Reading y donde murió a los 46 años. Como curiosidad, estuvo enamorado de Florence Balcombe y ella por su parte se casó con Bram Stoker, autor de Drácula, aunque otro día indagaré más en esta historia para contárosla.
Si El retrato de Dorian Gray os ha llamado la atención (y debería), por aquí os dejo el enlace para que os hagáis con él cuanto antes. Si ya lo habéis leído, ¿qué os ha parecido? ¿Os gustó tanto como a mí? ¿Os gustaría que hiciese reseñas de otros clásicos?
Y ahora, ¡leed insensatos!
Recuerdo haber leído este clásico en el instituto. La profesora de inglés en 1° de Bachiller me cogió manía por “pillarme” leyendo en clase en lugar de prestarle atención a su lección. Tampoco olvidaré la cara que se le quedó cuando lo que leía era la lectura obligatoria para su asignatura, una de las pocas cosas decentes que recuerdo leer obligadamente en el instituto.
Un saludo Noe!
¡Me encanta! Me habría encantado conocer este libro en mi época de estudiante la verdad. Es una obra de arte. Por cierto, a mi me paso algo parecido en el colegio con El Valle de los Lobos y tampoco olvidare la cara de mi profesor valorando si regañarme o no jajaja.
¡Un abrazo Sasch y gracias por sacar un ratito los jueves para pasarte por aquí!
Yo leí una versión en el instituto y es de los libros que más me gustaron de aquella época. Luego la película a mí personalmente me gustó mucho también, y tengo pendiente leerme la versión original en algún momento. La verdad es que es una de esas novelas que uno tiene que leer por lo menos una vez en la vida.
La película de 1945 no la he visto, pero la tengo pendiente (fue ganadora de un Oscar). Con respecto a la nueva versión de 2009, me gusta y no me gusta a partes iguales. Creo que es muy complicado poder llevar a la gran pantalla este tipo de novelas y al final, la esencia del mismo se acaba perdiendo. Aunque es verdad que refleja de forma bastante acertada la angustia de Gray, al final las comparaciones son odiosas.