Ernest Cline nos sitúa en un futuro distópico allá por el 2044 en el que el mundo ha terminado por reventar, consecuencia del calentamiento global y crisis energéticas y económicas entre otras cosas (esperemos que no sea premonitorio…). Todo es bastante descorazonador en el mundo real, por lo que la mayoría de la población mundial forma parte del mayor juego de realidad virtual de la historia: Oasis.